2024, casi no escribo aquí, más bien estoy desaparecida, pero aquí estoy. Grandes éxitos en el trabajo, por así decirlo, sueños cumplidos, familia con salud, pareja estable, hija educándose, con casa, auto, pocas deudas, 46 años, con proyectos futuros, con nuevas amistades, pero con más kilos que la última vez.
El verano pasado me sentí mal, corazón hipertenso, rodillas adoloridas, manguito rotatorio dando lata, artrosis de espectro primario en extremidades superiores, niveles de glucosa alarmantes, niveles hormonales súper raros, caída de pelo, mucha ansiedad, poco sueño, exceso de trabajo, gritos excesivos, poca paciencia, comiendo pésimo, en conclusión, todo en mi, estaba mal. Disfrute poco de las vacaciones, tenía demasiados compromisos, muchas ganas de hacer todo, una desesperación por estar haciendo, haciendo, haciendo, como siempre pero negando lo evidente.
Estoy envejeciendo, pero estoy envejeciendo mal, y eso no lo puedo postergar. Empecé atenderme en septiembre, haciendo análisis y consultas, todo lento porque se me atraviesan cosas, sigo en proceso de algunas consultas pendientes, luego revisando con detenimiento cosas en mi cuerpo, piel, huesos, vista, dolores, malestares estomacales, todo lo que reacciona mal físicamente, para después revisar lo anímico.
No entiendo porque soy adicta, adicta a la comida, ya he tenido terapia, de todo tipo, charlas, motivos tuve muchos, cambios ya los hice, ya he estado del otro lado y vuelvo a caer, ya pasó más de dos años de la pandemia y sigo con muchos traumas que me impiden levantarme y hacerle frente a esta situación. He entendido que nadie me pide que haga lo que hago, me cuesta mucho entender que mi entendimiento de vivir al máximo esta mal enfocado, y pues entonces, sólo entonces mirando a lo que realmente vale la pena, aquí estoy otra vez. Este espacio me ha dado tanto, este lugar donde me reconocí hace tanto, me ha abrazado como esa vieja amiga que añoro ver y que esta en una situación tan complicada allá en una bonita playa de México.
Estaba en medio de mis pocas ganas de reaccionar, de mi poca conciencia de darme cuenta que mi máquina no estaba funcionando bien, que sólo estaba con placebos mecánicos para seguir funcionando, y ante el temor de una posible desvielada, empecé a darme cuenta de lo grave que era mi negación, me dije Celeste para ya! pero lo hacia 3 días y luego otra vez por el trabajo, el estrés y por cualquier pretexto me volvía a excusar y de nuevo a volver a comer.
Y entonces, en uno de esos días de reflexión, decidí inscribirme en el gimnasio de la UNI, el cual me queda de paso, no me cuesta casi nada, y tiene todo lo que necesito... ah... pero Celeste fue 2 días y no regresó en 3 semanas completas, luego volví a ir, y duré nada y me volví a ausentar.... Yo quería saber que era lo que me estaba deteniendo de mi motivación, y de las nulas ganas de ver qué realmente necesitaba para cambiarlo ya, entonces, me encuentro con la noticia de que una de mis amigas estaba guerreando por salir adelante ante una situación por demás compleja, y me sentí como una reverenda pendeja.
Cómo es posible, que nadie me esta mandando un situación compleja, y yo solita por gusto estoy en ella, es una reverenda chingadera, así que me pare muy temprano, preparé una maleta y me dije: muévete cabrona ya sabes que hacer y a donde ir, organizas tanto pinche evento que no puedas organizar tu tiempo.... lo único que pensaba era en que necesitaba buscar mi salud para poder seguir en este terrible mundo.
Así que han pasado casi dos meses desde que regresé hacer ejercicio, a comer diferente, a ponerme las pilas y saben que es lo peor, que me siento con madre, que terrible darse cuenta que me acostumbre a sentirme mal. No es posible... No es posible que tenga la experiencia de haber corrido dos maratones, de haber logrado lo inimaginable y ahora sólo queda un triste recuerdo de aquella gran hazaña.
Hoy me siento bien, que feo es darse cuenta que las harinas me hacen tanto mal, me sentía pesada, cansada, con sueño, enojada, desesperada muy mal. De pronto comer bien es la única opción.. claro de pronto no tengo chance y se me atraviesa algo fuera del menú, pero no se siente bien, hay acidez, siento aire en mi panza, por no decir que algo atorado jajaja, no lo puedo describir. Entonces ahora estoy llena de medicamentos, sí, medicamentos para corregir el daño hecho por más de 3 años sin movimiento en mi cuerpo.
Vitaminas, minerales, medicina de la hipertensión, metformina para prevenir, medicamento para el dolor, para la artrosis, para la menopausia, etc etc etc, pero me digo, tengo sólo 46 años, yo me siento como si tuviera 30, pero no, no tengo esa edad, y mi hija me necesita, me necesita mi esposo pero más me necesito YO.
Claro todo cuesta, y cuesta mucho, los domingos me pongo a cocinar lo de la semana, he aprendido que se puede hacer pan de avena, flanes de yogurt griego, que se pueden hacer chips de garbanzo, que las ensaladas no son aburridas, que la curcuma, el jengibre y la canela son mis amigas por la mañana, y que preparar una maleta un día antes me emociona mucho. A veces pongo podcast mientras hago ejercicio, otros entrevistas chismosas de la farándula del espectáculo que me hacen olvidar todo, y otras me preparo con música mientras hago el ejercicio a medio ver porque me quito los lentes y prácticamente estoy viendo sombras imaginarias por todas partes.
Ahí me baño, me arreglo en un espejo enorme, lleno de luz, entran y salen mujeres de todas las edades que vienen de hacer ejercicio, todas enrojecidas y felices, y empiezo a imaginar cómo será esto en 2 meses más, en 4 meses, pero voy paso a paso, sé que mi cuatacha me lee, me ve y sé que me motiva como yo a ella, con leperadas y sonseras pero yo no puedo ser diferente.
Sólo quiero que hoy, hoy que tengo tiempo de escribir, decirles que estoy mejor, que sigo luchando contra mi adicción a la comida, contra la flojera de no querer salir hacer algo por mi misma, por negarme a entender que si quiero seguir siendo una mula sin mecate, necesito hacer esto Ya, Ahora, y no cuando tenga 55 años, es ahora, y tiene que ser por siempre.
Ojalá lo entienda porque el tiempo, es lo único que no para, y me doy cuenta que lo he perdido y regalado a manos llenas... y ya no quiero sentir que lo tiro a la basura de esa manera, hoy necesito sentir que puedo, que soy, que soy valiente otra vez, que me levanto nuevamente a poner mi reloj en modo trote, que sin importarme como luzco en licras y con bandita en la cabeza, estoy de vuelta empezando a notar con una simple acción, una hora, hora y media de ejercicio, como me hace feliz y lo bien que se siente hacer algo por mi.